Cancionero Popular de Mora (Toledo)

     El siguiente trabajo no es una tesis doctoral sobre el folklore de Mora ni mucho menos sobre el folklore nacional. Simplemente es un trabajo que tenía muchas ganas de realizar por el mero hecho de que, en un momento determinado, pueda servir de referencia a otras generaciones. Incluso en la actualidad: hay mucha gente que toca, canta y baila las jotas de Mora sin tener ni idea de música y, desde mi punto de vista, hay cosas de este “libro” que les puede ayudar a la hora buy paypal turinabol de conocerlas e interpretarlas.

    Todo el contenido tiene un ápice de subjetivismo, no lo he podido evitar; pero tampoco trato de imponer nada. En cuanto a los textos, he mantenido los que el grupo de coros y danzas actualmente canta; en cuanto a las músicas, he mantenido la pureza con la que a mí me han llegado. Lógicamente, lo más subjetivo de todo son los arreglos musicales pero siempre intentando guardar la textura de los instrumentos con los que han de ser interpretados. No son arreglos vocalistas, sino para instrumentos. No son ni los mejores ni los peores: son simplemente los arreglos que a un aficionado a la música tradicional como yo se me han ido ocurriendo tras, eso sí, horas y horas de audición de los distintos temas.

     En definitiva, un trabajo realizado con todo el cariño y respeto del mundo, ese cariño y respeto que tengo a la música tradicional y que, para bien o para mal, me ha supuesto –y me  supone- una forma de vida como otra cualquiera.

    Solamente me queda indicar que, si mis padres vivieran, lo leerían y lo releerían una y otra vez y les haría pasar ratos agradables recordando momentos en los que han cantado o escuchado estas canciones. Asimismo, pienso que hay una persona que vive tan profundamente esto “de las jotas de Mora” que, de antemano, sé que le va a gustar y que va a estar muy orgullosa de tener entre sus manos un ejemplar que habla de algo relacionado con el grupo de coros y danzas de Mora que, gracias a ella y durante muchos años, se ha mantenido y se sigue manteniendo: Tomasa Aguirre. 

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    Por último, mi más sincero agradecimiento a Jaraíz por todo lo que he aprendido de él como grupo,  a sus componentes, o sea, mis amigos, y por todo lo que he tenido oportunidad de vivir junto a ellos.

    Como no me gusta el transcendentalismo pero sí el agradecimiento y todo el que me conoce sabe que, a pesar de los pesares, tengo buen humor… ¡va por vosotros!

El baile y la danza en España 

            “Puede que España sea una de las tierras del orbe en que el baile y la danza hayan arraigado más profundamente. En opinión de don Manuel García-Matos, pocas naciones pueden competir con España en tales materias. La originalidad y riqueza de los bailes y danzas tradicionales que por los caminos de nuestra geografía se hallan diseminados, su peculiar estética y espectacular desenvoltura le han propinado un verdadero lugar de honor dentro del marco universal. 

                La idiosincrasia particular de nuestro pueblo, su naturaleza física, su dinámica exaltable y temperamental, han sido las razones y los fundamentos para esta predisposición y condicionamiento casi espontáneo al gesto, al ademán, al baile y a la danza.”           

            (Josep Crivillé i Bargalló. “Historia de la música española”. “7. El folklore musical”)

Bailes, danzas y coplas de Mora 

            Los estudiosos del folklore han hecho diversas catalogaciones y divisiones de las piezas folklóricas de nuestro país. Sin entrar en valoraciones subjetivas, podemos decir que en Mora se recogen la mayoría de los grandes grupos de bailes y canciones: 

  • La jota.
  • La seguidilla y sus derivados.
  • El fandango y sus derivados.
  • Canciones cíclicas.
  • Romancero popular. 

La Jota 

            La jota es una forma músico-tradicional de las llamadas fijas y su fisonomía coreográfica-cantable es de las más conocidas en España. 

                Musicalmente, la jota está constituida por una parte instrumentada y cantada a coro que se le da el nombre de estribillo –“rabillo” en algunos lugares- y que suele ser la que inicia la danza. Normalmente presentan un dibujo melódico de carácter alegre formado por notas de corto valor y va seguida de lo que popularmente se conoce como “estrofa” –copla, en distintos pueblos-, cantada ésta por una sola voz, acompañada del resto de instrumentación que se limitará a eso, a acompañar, marcando con rigor el ritmo ternario pero sin sobresalir de la voz.

                La estructura de la copla está formada por siete frases octosilábicas cuya ordenación es simple y alternativa: a, b, a, b, a, b, a.

El acompañamiento instrumental 

  • Cordófonos: guitarra, bandurria, laúd y, esporádicamente y en muy raras ocasiones, violín. Puede que, en algún momento de nuestra historia, se utilizaran guitarro manchego y rabel, algo que yo no me atrevería a afirmar categóricamente.
  • Percusiones: castañuelas, almirez, botella, cañas, caldero y cucharas. 

La Seguidilla 

            Conocidas en Castilla La Mancha como “castellanas” o “manchegas”, puede que sea la aportación más importante que ha hecho el folklore de La Mancha al resto de España: la seguidilla manchega dio pie a distintas piezas musicales muy conocidas hoy y que, dependiendo del lugar donde se interpreten, se les denomina de una forma distinta. Véase el caso de las sevillanas andaluzas, las “saltonas” canarias, las “murcianas o parrandas” de Murcia, las “habas verdes” en Castilla y León, “gitanas o playeras, chambergas o torrás” cuando dicho baile y su estructura musical se aflamencan.

                Musicalmente hablando, la seguidilla tiene una estructura en compases ternarios y en tonalidad mayor. Su forma consta de cuatro partes esenciales: 

  • La introducción, interpretada instrumentalmente y precedida, generalmente, de cuatro acordes.
  • La salida, parte cantada, generalmente, de tres compases que invita al baile.
  • La copla, compuesta por nueve compases repartidos en cuatro partes melódicas.
  • Copla y vuelta, suman doce compases que se repiten tres veces terminando, tras la última, con dos acordes.

El acompañamiento instrumental 

  • Cordófonos: guitarra, bandurria y laúd.
  • Percusiones: castañuelas, almirez, botella, cañas, caldero y cucharas.

El Fandango 

            El fandango es uno de los bailes que más ha proliferado en toda nuestra geografía. Según algunos historiadores, ya era conocido a finales del siglo XVII y principios del XVIII; otros, por el contrario, afirman que el fandango es un baile introducido por aquellas personas que habían viajado a los reinos de las Indias. 

                Las primeras noticias  que tenemos sobre el fandango datan de 1712, acreditado por un escrito en latín del deán del Cabildo de Alicante en el que hace referencia a una danza que había tenido oportunidad de ver bailar en Cádiz.

                Sea como fuere, yo me atrevo a afirmar que, si las seguidillas son “la madre” de las sevillanas, el fandango andaluz es “el padre” del manchego. Tanto la forma musical como coreográfica del fandango ha generado, posteriormente, otros bailes y cantes tales como las rondeñas, malagueñas, granadinas, murcianas y fandanguillos. 

                El fandango es bailado por una o varias parejas, siguiendo el ritmo de la música con movimientos sobrios, ondulados, suaves y muy elegantes. Su estructura musical consta invariablemente de dos partes: la introducción, generalmente instrumental y la copla, parte cantable que usa para su texto la cuarteta octosilábica y consta de de seis frases musicales. 

El acompañamiento instrumental 

  • Cordófonos: guitarra, bandurria y laúd.
  • Percusiones: castañuelas. 

Canciones cíclicas 

            Son aquellas canciones que se cantan y/o bailan en determinadas épocas del año. A saber: los mayos, las tonadas de quintos, los villancicos y canciones de aguinaldo, etc. y que, en la mayoría de los casos, sirven de canción de ronda. 

El acompañamiento instrumental 

  • Cordófonos: guitarra, bandurria y laúd.
  • Percusiones: castañuelas, botella de anís, zambomba, almirez, pandero con sonajas…, todo dependerá del tipo de canción. 
  •  

Romancero popular 

                Son aquellas piezas poéticas que, con estructura de versos octosilábicos y rima en asonancia en los pares (generalmente), se han transmitido oralmente de pueblo en pueblo. Así pues, de una misma historia podemos encontrar distintas versiones dependiendo de la región en que nos encontremos. 

                En Mora se han cantado infinidad de romances pero yo destacaría tres por distintas razones: 

  1. Calle de Manzaneque: porque realmente es autóctono, escrito por D. Desgracias de Castro Gómez en el año 1900.
  2. Romance de Curro: La temática es muy común dentro del romancero castellano pero la trama y lo cotidiano de su vocabulario hace de este romance una versión totalmente impregnada de la forma de ser de la persona que nos lo dictó, la señora Marca, “La Yebenosa”.
  3. Romance de “El soldado: este romance está en la línea del anterior: temática muy común pero con una pizca de personalidad propia. 

El acompañamiento instrumental 

                Sobre el acompañamiento musical de los romances poco me atrevería a decir. Hay que tener en cuenta que son piezas interpretadas, generalmente, por una sola persona. Todo va a depender de las dotes musicales de esa persona y de sus posibilidades tanto económicas como musicales para tañer algún instrumento. 

                Sí que me atrevo a afirmar que son las piezas de mayor riqueza musical y que, en la actualidad, su musicalidad invita a los grupos que los cantan a realizar verdaderos y bonitos arreglos musicales.

                Después de esta breve introducción, paso a describir lo que podríamos denominar el cancionero de Mora propiamente dicho, haciendo hincapié en la distinción que hago, dentro de cada uno de los diferentes apartados de canciones, de aquellas que denomino “autóctonas” y las de “influencia”. Con ello, quiero especificar que, las primeras, son aquellas que de una forma u otra se han generado en Mora, siendo las segundas aquellas que, por distintos motivos, se han cantado y bailado en Mora de una forma importada, bien por el paso de arrieros, bien por emigración de morachos a otras provincias o regiones, etc., pero que, al final, se han hecho propias y se han bailado y cantado desde tiempos inmemoriales. 

Fuente : Francisco Martín

Jaraíz Folk